martes, 5 de marzo de 2013

Valencia, donde el sol y el agua se encuentran.



La ciudad de Valencia es una de las grandes urbes españolas, uno de los principales destinos turísticos que buscan no sólo sol y playa sino también cultura y ocio, y es además el lugar en el que se celebran las populares "fallas", una de las fiestas españolas más peculiares y populares. La ciudad está situada en la costa oriental española a orillas del Mar Mediterráneo; a unos 355 kms. al este de Madrid, y a unos 365 Kms. al sur de Barcelona. Su situación geográfica entre las ensenadas de los ríos Júcar y Turia ha definido, desde su origen, su vocación marinera, y su puerta al turismo moderno.

Fundada en el año 138 a.C. por el Imperio Romano, la ciudad de Valencia llegó a estar incluso abandonada y deshabitada durante cincuenta años en los albores del primer siglo. Pero se recuperaría para integrarse en el Reino Hispano-Visigodo; sería después capital de una Taifa musulmana; y aún posteriormente ciudad y puerto marítimo importante en el Reino de Aragón. La unificación de los Reyes Católicos supuso inicialmente un fuerte empujón para la ciudad gracias al comercio con América, y sin embargo posteriormente, durante la Edad Moderna, un cierto letargo al perder el papel protagonista a favor de otros grandes puertos marítimos y ciudades ubicados en las costas del Océano Atlántico. Sólo en el siglo XX, Valencia se ha consolidado como la gran urbe que hoy es. Llegó a ser la sede del Gobierno Republicano Español durante el conflicto civil de 1936, y con la llegada de la democracia fue elegida como capital de la Comunidad Autónoma Valenciana

Ciudad de las Artes y las Ciencias
En el último decenio la ciudad ha experimentado un cambio importantísimo con la promoción y construcción de una nueva imagen urbana basada en la recuperación del patrimonio cultural, histórico y artístico; pero también con grandísimas inversiones que han supuesto para Valencia la llegada del Metro, la construcción de la Ciudad de las Ciencias y las Artes, del Instituto Valenciano de Arte Moderno, una gran reordenación y crecimiento urbano, y la consecución de grandes eventos deportivos de proyección mundial como la celebración de la American Cup de vela, o del Gran Premio de Fórmula 1 en su circuito urbano (que no se celebrará en el presente año 2013). Por todo ello, y por sus hermosas playas bañadas por el Mar Mediterráneo, Valencia se ha convertido hoy en uno de los principales referentes turísticos en España que aporta no sólo “sol y playa,” sino muchos otros alicientes culturales e históricos, además de todos los servicios que sólo las grandes urbes pueden ofrecer.


Ha de saber el visitante que en Valencia, y en toda la Comunidad Valenciana, además de hablarse el castellano se habla también en valenciano. Si somos académicos en su definición hemos de explicarlo como una variante del catalán, si bien es verdad que el valenciano cuenta con su propia Acadèmia Valenciana de la Llengua que lo regula y protege. Sus diferencias con respecto a la lengua catalana son notables: está mucho más influenciado por el castellano, presenta ciertas formas arcaicas en los plurales, y quizás lo más notable y diferenciativo sea su pronunciación. No obstante, a priori, el valenciano no supondrá ningún tipo de problema práctico durante la visita a la ciudad, ya que toda la población es perfectamente bilingüe.

Para llegar a Valencia desde Madrid tenemos las tres opciones principales que el transporte público nos ofrece. La más económica, normalmente, será el autobús. Las principales conexiones con Valencia salen desde la Estación Sur – Méndez Álvaro, y el trayecto tiene una duración aproximada de cuatro horas. Si elegimos el avión, podemos realizar el trayecto en poco más de 50 minutos, y el destino será el Aeropuerto de Manises que está a 8 kilómetros de la ciudad, pero comunicado con Valencia a través de la red de Metro (Líneas 3 y 5). Además, algunas compañías Low Cost ofrecen tarifas muy convenientes si se reserva con el adelanto suficiente. Y la última de las opciones es el tren, que nos ofrece una doble vertiente: el ferrocarril convencional que realiza el trayecto en unas 4-5 horas, o el servicio de AVE (Tren de Alta Velocidad), sensiblemente más caro, pero que cubre el trayecto en tan sólo 1 hora y media.



Ciudad de las Artes y las Ciencias
Probablemente la imagen más internacional de Valencia en la actualidad es su Ciudad de las Artes y las Ciencias, que ha de ser una visita obligatoria. Se encuentra ubicada en el antiguo cauce del río Turia, al sureste de la ciudad –bastante cerca del Puerto–, ocupando un eje longitudinal de algo más de dos kilómetros. La Ciudad de las Artes y las Ciencias es un conjunto arquitectónico dedicado a la divulgación científica, cultural y artística que comprende seis grandes construcciones o espacios: el Hemisfèric (cine “imax” y proyecciones digitales), el Umbracle (mirador, zona de servicios y aparcamiento), el Ágora (espacio multifuncional), el Museo de las Ciencias Príncipe Felipe (centro de ciencia interactiva), el Oceanográfico (el mayor acuario de Europa con más de 500 especies marinas) y el Palau de les Arts Reina Sofía (Teatro-auditorio, en el que destaca la programación de óperas). En su conjunto es el mayor espacio de difusión cultural de Valencia en base a  cuatro grandes ideas temáticas: cosmos, biosfera, ser humano y cultura. El conjunto destaca no sólo por su interés cultural y divulgativo, sino también especialmente por sus espectaculares y llamativas arquitecturas, obra de los arquitectos españoles Santiago Calatrava y Félix Candela. El conjunto está conectado con el centro de la ciudad a través de varias líneas de autobuses urbanos, así como con la línea de Metro, aunque en este caso conviene saber que desde la parada más cercana (Alameda), hasta la Ciudad de las Artes y las Ciencias, nos separarán 15 minutos a pie.

Barraca en La Albufera
Otra visita que se debe realizar en Valencia –quizás dependiendo de la época del año– es la Playa. Al norte del puerto se encuentran las dos playas urbanas por excelencia. En el extremo norte la más famosa y preferida de los valencianos, la playa de la Malva-rosa. Y entre ésta y el puerto, la Playa del Cabanyal, que es la más cercana al centro histórico y la que quizás cuente con una mejor conexión de metro, tranvía y autobuses. El nombre de cabanyal le viene de las pequeñas casas tradicionales –cabañas– que desde antiguo construyeron los pescadores, con materiales muy humildes en sus inmediaciones, y que han creado un barrio hoy integrado en Valencia ciudad. Sabed también que la zona del Cabanyal es, además de playa, uno de los lugares de ambiente nocturno preferido por los valencianos. Además, para aquellos viajeros que cuenten con tiempo y medios, convendrá igualmente saber que al sur del puerto se siguen extendiendo playas, algunas tan famosas y concurridas como la de El Saler, y sobre todo el Parque Natural de la Albufera. Se trata de una reserva costera de humedales con gran cantidad de plantas y animales, e incluso dunas de arena. Merecerá la pena una visita no sólo por este aspecto, sino también porque en él encontraréis una gran cantidad de pintorescas casas tradicionales de pescadores: las “barracas”; veréis pequeños veleros de aspecto casi artesanal para pescar por sus canales, y contemplaréis inmensas explotaciones de arroz. 


Fallas de Valencia
Pero de vuelta a la ciudad, hemos de recordar que Valencia ofrece mucho más en su propio centro urbano. Alberga un elevadísimo número de museos y centros culturales tanto públicos como privados. Por esa razón, tal vez sea buena idea hacer una selección previa y decidir alguna visita, si bien los más conocidos, son el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM), el Museo deBellas Artes, o el Museo Fallero. Sobre este último explicar que las Fallas” son las fiestas principales de la ciudad, que se celebran del 15 al 19 de Marzo, y están consideradas como Fiestas de Interés Turístico Internacional por su tradición, arraigo y espectacularidad. El origen de la fiesta, antiquísima, responde a la quema de los desechos de las carpinterías de la ciudad en la celebración de su patrón (San José). Con estos fuegos se quería simbolizar la quema y por lo tanto la eliminación de los problemas y los males. Sin embargo, con el paso del tiempo, para esos fuegos se dejaron de utilizar maderas y materiales de desecho, para pasar a crear verdaderas esculturas y conjuntos de figuras (que hoy ya no son sólo de madera, sino también de otros materiales), y que tienen como misión recordar los hechos más significativos, felices, críticos, alegres, o de cualquier otro origen, que hayan sido importantes para la ciudad a lo largo del año. El destino de todas estas verdaderas obras de arte, es ser quemadas en las calles de la ciudad durante la celebración de las fiestas. Inseparable de este espectáculo, van las mascletás. El uso de la pólvora para la creación de petardos, bombas y fuegos de artificio está igualmente muy arraigado en Valencia –y en toda la Comunidad Valenciana– y las fallas suponen el punto álgido del año. Los principales actos lúdicos, quema de fallas, desfiles, etc, van siempre acompañados del fuerte estruendo que realizan estas actividades pirotécnicas. La festividad de las fallas es una de las fiestas más curiosas y arraigadas de toda España, y también de las más concurridas. De modo que si vuestra visita va a coincidir con ellas, más vale planearla con anticipación, especialmente en lo que concierne al alojamiento y la intendencia propia del viaje.


Catedral de Valencia
En el centro histórico de la ciudad de Valencia todavía tendremos tiempo de conocer algunos de sus lugares y monumentos más famosos. Por tamaño destacará la Catedral de Valencia, edificio levantado en el mismo espacio en que antes existió la Mezquita principal de la ciudad durante el periodo musulmán, y aún posteriormente la primera catedral cristiana, que se remontaba a la época visigoda. La actual catedral fue construida principalmente entre los siglos XIII y XV, y por tanto el aspecto general es gótico, si bien es cierto que las obras continuaron activas hasta la época del barroco y por ello podemos encontrar decoraciones renacentistas y barrocas repartidas por distintos lugares del edificio. Pero la imagen más emblemática del centro histórico no es la Catedral propiamente dicha sino su torre campanario. Se encuentra situado a los pies de la Catedral (originariamente exento), y mirando hacia la Plaza de la Reina. Los valencianos lo llaman popularmente “miguelete” o en valenciano, “micalet”. Es precisamente junto a esta torre campanario que se encuentra también la fachada más bonita de la Catedral, la llamada “Puerta de los hierros”. 

Otro edificio gótico, pero en este caso civil, que bien merece la pena visitar en Valencia es la Lonja de la Seda. Situado al Suroeste de la Catedral, concretamente en el número 31 de la Plaza del Mercado –frente al edificio que da nombre a la plaza y que también merece la pena visitar– posee el título honorífico de ser Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. El edificio se construyó entre 1483 y 1498 como centro de transacciones comerciales, mostrando de este modo la importantísima riqueza mercantil que la ciudad albergó en el siglo XV. Es un edificio espectacular por la sencillez y esbeltez de su arquitectura gótica, su armonía en la construcción, y la belleza unitaria del conjunto. Destaca su sala principal, sustentada por ocho impresionantes columnas que dan la falsa impresión de ser demasiado delgadas para sujetar el techo y alcanzar tan grandiosa altura.

Todavía en los límites del centro histórico también podremos visitar alguna de las viejas puertas que rodearon la ciudad medieval de Valencia. Como todas las ciudades importantes de los reinos hispanos, Valencia estuvo contenida dentro de una muralla que todavía se abría únicamente por doce  puertas hasta el año 1865, antes de la práctica destrucción del perímetro para facilitar el crecimiento y expansión urbano. Dos de aquellas puertas se conservan todavía en perfectas condiciones: la Puerta o Torres de Serranos (al norte del centro histórico), y la Puerta o Torres del Quart (al Oeste).



Horchata y Fartons
Un fuerte y característico rasgo propio de Valencia es su gastronomía, cuya base es la más tradicional dieta mediterránea. La base de sus principales platos recae en el arroz, las verduras típicas de la huerta valenciana, y el pescado. No os vayáis sin probar la paella, pues Valencia es la verdadera cuna de este plato y presenta numerosas variantes. Desde la más tradicional receta de la paella, hasta otras realizadas variando los ingredientes principales que acompañan y aderezan al arroz, ya sea sólo con carnes, o sólo pescados, o mariscos, o la mezcla de todos o algunos de estos ingredientes. O si lo preferís, probad el arroz al horno, muy popular en Valencia, y sin embargo poco conocido en el resto de España: acompañan en este caso al arroz tomates, garbanzos, patatas y embutidos. Probad alguna de sus recetas de pescado, como puede ser el All i Pebre, una receta que se basa en una salsa en la que se va a cocinar el pescado. El más popular es el all i pebre de anguilas. Y por último, alguno de sus dulces. Para ello quizás la mejor idea es tomar Horchata de Chufa con Fartóns. La horchata es una bebida refrescante (y postre) realizada a partir de chufas, que son unos pequeños tubérculos; mientras que los fartons son unos dulces de forma alargada, compuestos a base de harina, azúcar, huevos, leche y levadura, y que tradicionalmente se mojan en la horchata antes de comerlos.


El clima de Valencia es el mediterráneo por excelencia, suave y húmedo. En invierno será poco habitual bajar de los 10º, y en verano también será extraño superar los 25º. La media anual se sitúa entre los 16 y 18 y las precipitaciones son irregulares y escasas. La única incomodidad es el relativamente alto grado de humedad ambiental, que es constante todo el año, razón por la cual en ocasiones las temperaturas nos pueden parecer más extremas, altas o bajas, de lo que realmente son. Y tan sólo hay un verdadero peligro, impredecible por otro lado, que es el fenómeno de la gota fría: lluvias torrenciales de altísima intensidad que se suelen situar en Otoño, y que a menudo provocan inundaciones. Pero éste es un fenómeno poco habitual, y la realidad del clima valenciano es que podemos acudir a la ciudad en cualquier época del año con muchas, muchísimas, garantías de buen tiempo.






IYP 

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