miércoles, 26 de enero de 2011

Cádiz y su bahía.

Fundada por los fenicios hacia el año 1100 a.C., Cádiz es posiblemente la ciudad más vieja de todo Occidente. La razón es su situación geográfica, justo en las puertas del Océano Atlántico y del Mar Mediterráneo: justo donde se acaba Europa. Por esa razón los romanos la eligieron como lugar desde el que, en barco, enviaban el aceite, el vino y el trigo español a todos los puntos del Imperio a través del Mediterráneo. Y la historia quiso que Cádiz siguiese mirando al mar, pues a esta provincia llegaron desde África las tropas musulmanas de Tariq en el año 711 para invadir toda la Península Ibérica; en sus aguas se libró la Batalla de Trafalgar entre franceses y españoles contra los ingleses del Almirante Nelson; y desde su bahía se partía y se llegaba en los viajes al continente americano. Así lo hizo Colón en su segundo viaje, y así lo hicieron Magallanes y Juan Sebastián Elcano en la primera vuelta al mundo. Y tras el declive de Sevilla, Cádiz fue la verdadera puerta de América para Europa, y la ciudad vivió una época dorada.

Pero Cádiz no sólo es mar. Cádiz, junto con su bahía, es sinónimo, de mucha historia, cultura y tradición. Su ciudad histórica, fortificada desde antiguo, (Gadir, su nombre fenicio, significa exactamente castillo o fortaleza) no pudo ser conquistada por las tropas de Napoleón, y por esa razón se convirtió en la capital de España durante la ocupación francesa. Y por esa razón de ella salió la primera constitución española de corte liberal en el año 1812. Es también la cuna de Rafael Alberti, “Camarón de la Isla” o Manuel de Falla. Y se nota su tradición y carácter en los múltiples festivales musicales, cinematográficos, y aún en actividades tan propias como la almadraba, o en sus peculiares fiestas de carnaval. Por todo ello, y por otro importantísimo aliciente que son sus grandes playas, Cádiz bien merece una visita.


La ciudad de Cádiz es relativamente pequeña, pues en ella viven poco más de 128.000 habitantes. Sin embargo con su área metropolitana que incluye poblaciones como Chiclana, Puerto de Santa María, Rota o San Fernando; hacen del núcleo poblacional de su bahía el tercero más importante de Andalucía; región en la que se ubica; y uno de los polos industriales importantes de España. Cádiz está situada en el estuario del río Guadalete, en mitad de un importante arenal que en realidad la separa de la Península Ibérica –una isla en la antigüedad, en la época de su fundación–, y por eso el acceso a la ciudad se realiza siempre atravesando un puente, o un estrecho istmo.

Situada a 663 kilómetros al sur de Madrid, tal vez el avión será el transporte más práctico para realizar una visita. El aeropuerto de destino es el de Jerez de la Frontera, que tiene conexiones diarias con la capital, tanto de compañías regulares, como de operadores low cost. El trayecto dura aproximadamente una hora. Después, para llegar desde el aeropuerto de Jerez a la ciudad de Cádiz, existe un trasporte público de autobuses (Línea M-050), que aproximadamente en otra hora, nos dejarán en el centro de la ciudad. Pero por supuesto también existen otras opciones de viaje. Se puede realizar el viaje Madrid – Cádiz en autobús, trayecto que tiene una duración aproximada de ocho horas pero es bastante económico. Y por último, también en tren: la duración del viaje será de cuatro horas y media, pero el precio normal del billete triplica al del autobús.


Una vez en Cádiz las ideas son casi infinitas. Habrá que comenzar pensando si sólo vamos a visitar la ciudad de Cádiz, o por el contrario vamos a visitar algún otro núcleo de la bahía, algo muy aconsejable si tenemos tiempo. Por esa razón, una de las primeras visitas aconsejadas será alguna de las oficinas de turismo de la ciudad. Si comenzamos por la ciudad de Cádiz, hemos de tener clara una cuestión importante: la población ha crecido en una estrecha franja de tierra y por ello su fisionomía es muy alargada y estrecha; de manera que entre la ciudad nueva y la ciudad vieja, las distancias a pié pueden ser de más de media hora, dependiendo del punto de partida o de destino. Tenedlo en cuenta cuando elijáis un hotel, y tenedlo también en cuenta cuando elijáis una playa: las de la ciudad moderna son inmensos arenales que se extienden por la costa durante varios kilómetros; mientras que en la ciudad histórica tan sólo hay una pequeña cala.

A la ciudad histórica -que ha de ser una visita indispensable-, se accede únicamente por la llamada “Puerta de tierra”, reseña moderna de la vieja muralla que rodeaba toda la población antigua. Una vez dentro, la ciudad histórica se extiende por una pequeña península de forma ovalada, en la que literalmente se amontonan las construcciones generando muy pocos espacios abiertos, muy pocas plazas. El trazado de las estrechas calles interiores es bastante regular, lo que nos permitirá orientarnos. Pero también existe una ronda litoral que a tramos nos recuerda al malecón de la Habana, y que rodea todo el centro histórico. Tal vez sea buena idea comenzar por la costa sur, precisamente por el paseo marítimo (calle Campo del sur), pues nos va a ofrecer algunas de las mejores vistas de la ciudad. Encontraremos en primer lugar los restos del viejo Teatro Romano, construido al modo griego, y por lo tanto excavado en el suelo rocoso. Y a muy pocos metros su inmensa Catedral Nueva, de estilo neoclásico y que nos habla del periodo colonial y de las construcciones que se hacían en Hispanoamérica. Es hermosísima su fachada, inspirada en la sede de La Habana, y llama la atención su gran cúpula recubierta de azulejos dorados, visible desde muchas millas mar adentro. A la espalda de la Catedral –entre la catedral y el Teatro romano–, se encuentra la vieja catedral, y con ella está la llamada “Casa del Obispo”, es decir el Palacio Episcopal, en cuyo interior se pueden visitar interesantísimos restos arqueológicos que nos hablan y explican el Cádiz de los siglos VIII al XVIII.

Retomando el paseo marítimo hacia el Oeste, nos iremos acercando hacia la Playa de la Caleta, la única playa de todo el centro histórico, de pequeñas dimensiones, y que en la antigüedad fue el puerto natural de la ciudad. Su belleza natural radica en su situación, pero también en su disposición, pues está rodeada por viejas construcciones militares que le dan un aire particular. No en vano, en esta playa se han rodado películas como Alatriste, El amor brujo, o Muere otro día. Si miramos hacia el mar, a su izquierda encontraremos el Fuerte de San Sebastián, construido por Felipe II para frenar los ataques ingleses, y que permanece abierto casi todo el día, siendo su visita gratis. Enfrentado a éste, en la otra boca de la playa, se encuentra el Castillo de Santa Catalina. Por último, en el centro de la playa destaca la construcción del Balneario de Nuestra Señora de la Palma, que nos recuerda la belle epoque del siglo XIX.


Quizás sea ahora buena idea adentrarse por las calles del centro histórico gaditano, e ir descubriendo sus ambientes y construcciones barrocas. Sugiero que nos adentremos por la Calle Benito Pérez Galdós, cercana al Castillo de Santa Catalina, pues andando por ella nos encontraremos con el Gran Teatro Falla, de estilo neomudejar, que nos recuerda la pasión de esta tierra por la música, y a la vez a su más grande compositor clásico, Manuel de Falla. Unos cuantos metros más adelante, por la misma calle, que ahora se llama Calle del Sacramento, nos encontraremos con una de las atracciones turísticas más originales de la ciudad. En el cruce de la calle Sacramento con la calle Marqués del Real Tesoro está situada la Torre Tavira. Es una más de las muchas torres que se encuentran diseminadas por todo el centro histórico, y que nos recuerdan la importancia del comercio con América, pues en todas ellas se hacía guardia para avistar los barcos que provenientes del nuevo continente se acercaban a la ciudad. Su función era la de divisar el barco con el tiempo necesario para dar las órdenes al Puerto de la ciudad, y proceder a la descarga inmediata de la mercancía. Pero la Torre Tavira ha sido hoy convertida en un pequeño y curioso espacio en el que se nos cuentan estos detalles y muchos otros a través de fotografías antiguas, objetos, cartas y útiles de navegación; pero su particular interés está en que además ha sido convertida en una cámara oscura, dotada de un periscopio, y que a través de un juego de espejos nos proyecta la imagen verdadera, en tiempo real, y en 360º, de toda la ciudad histórica –pues es la torre más alta de la ciudad–, y de gran parte de la bahía gaditana.

Nos queda todavía mucho, muchísimo que ver en Cádiz. Podemos buscar por su centro histórico la Calle Ancha, la más transitada y comercial de la ciudad, y que comunica las Plazas de San Antonio y del Palillero. Pero podemos también recordar el hito histórico de las Cortes de Cádiz, o la redacción de la Constitución que en el Oratorio de San Felipe Neri se escribía el 19 de Marzo de 1812. Está situado en la Calle de Santa Inés, 9, y justo al lado de este edificio, hito en el barroco español por su planta ovalada, se encuentra el Museo de las Cortes de Cádiz. Más al norte de la ciudad, saliendo ya del centro histórico, nos encontraremos con la Plaza de España, en la que está ubicado el monumento a las Cortes de Cádiz. Y desde allí podremos además ver el Puerto moderno de la ciudad, y parte de los astilleros e industrias que generan gran parte de la economía local.


Si decidimos visitar la Bahía de Cádiz, los destinos pueden ser muchos. Al otro lado de la bahía de Cádiz tenemos la población de El Puerto de Santa María, conocida durante mucho tiempo con el sobrenombre de “la ciudad de los cien palacios”, debe hoy su fama principalmente a sus vinos, y especialmente al grupo Osborne que ha exportado su imagen del toro a toda la geografía española. El viaje desde Cádiz lo podemos realizar en barco, atravesando la bahía, o en autobús, rodeándola. En todos los casos, la información precisa de horarios y puntos de salida la encontraréis en la web del Consorcio de Transportes de la Bahía de Cádiz. El Puerto de Santa María es la cuna de Rafael Alberti, y por esa razón se puede visitar su fundación cultural. Pero El Puerto también ha estado ligado a la historia de América, y el mejor ejemplo es saber que en esta población Juan de la Cosa dibujó el primer mapa que incluía ya las costas del nuevo mundo. De esa historia con América, y de esa riqueza provienen gran parte de los palacios y vetustos edificios que componen el centro histórico de la ciudad. Entre los más viejos, anterior al descubrimiento, está el Castillo de San Marcos, construido en el solar donde existió antes la mezquita árabe, y que es en la actualidad una bellísima fortaleza; y entre los que merecen la pena ser visitados se encuentran también la Antigua Lonja.


Otro destino envidiable, puede ser Jerez de la Frontera, que si bien no está exactamente en la Bahía de Cádiz, por su cercanía e interés puede tenerse en cuenta. Es ciudad de gran proyección internacional gracias a su “jerez” o “sherry” que inunda la población de incontables bodegas; su tradición ecuestre de la que hace gala con su Feria del Caballo y su Escuela de Equitación; su vocación flamenca; o su Circuito de Jerez, en el que se celebran anualmente carreras de los campeonatos mundiales de Motociclismo, y sirve como base de pruebas a varias escuderías de F1. Aunque su fundación es fenicia, y la ciudad tiene más de 3000 años, la huella más visible es la árabe, pues su centro histórico recuerda con el trazado de sus calles la medina islámica medieval. La mejor visita puede ser la del Alcázar de Jerez, en cuyo interior, además del palacio propiamente dicho, podremos visitar los baños árabes, una mezquita, y unos amplios jardines. Pero si decidís visitar Jerez, una de las visitas obligadas ha de ser a alguna de sus bodegas, y casi todas ellas ofrecen la posibilidad de visitas, como por ejemplo las conocidísimas Bodegas Tío Pepe; Bodegas Grupo Garvey; Bodegas Pedro Domeq; o las Bodegas Williams Humbert.


La gastronomía gaditana es rica y variada. Con unos 260 kilómetros de costa, es evidente que también en la cocina Cádiz mira al mar. Y por ello algunos de sus productos más afamados o recetas más conocidas nos hablan de Sardinas al espeto, Tortillas de camarones, y ricos guisos y asados de pescado. Pero no olvidemos que el norte de la provincia, del que aquí no estamos hablando, es montañoso y fértil, y desde él han bajado numerosos ingredientes entre los que se hacen sitio en la mesa por su calidad las carnes de caza y los embutidos, además de su aceite que goza de una denominación de origen propia. Pero si os tengo que destacar algunos productos de la gastronomía gaditana me quedo con dos: sus vinos y sus postres. Probad un vino de Manzanilla, completamente diferente a cualquier otro de España, o un vino de Jerez. Y no olvidéis probar los Alfajores de Medina Sidonia, hechos a base de almendras, nueces y miel: la mejor herencia de la antigua cocina árabe.


Cualquier época del año es buena para visitar Cádiz. Sus más de 3100 horas de sol al año nos asegura buen tiempo casi en cualquier momento, y su temperatura media anual ronda los18º Celsius. Los meses más cálidos de verano, a diferencia de Sevilla, Córdoba y otros lugares del interior andaluz, son bastante aceptables, pues la cercanía al mar y la brisa constante amortiguan las altas temperaturas, que de cualquier modo pueden acercarse con cierta facilidad a los 30º. Y del mismo modo, conviene saber que en pleno invierno la temperatura puede caer hasta los 10º, o incluso menos. Conviene también saber que durante la celebración de las fiestas de Carnaval la ciudad dobla su número de visitantes, hecho a tener en cuenta si se va a visitar en esas fechas, algo que puede ser recomendable ya que los carnavales gaditanos están entre los más famosos, tradicionales y especiales de toda España.





Vídeo de promoción turística de Cádiz.



I.Y.P.

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