viernes, 11 de noviembre de 2011

Chinchón: la cuadratura del círculo.

La pequeña población de Chinchón es hoy un remanso de paz situado tan sólo 50 kms. al sureste de Madrid. Entre suaves colinas coloreadas por los colores y paisajes de las dehesas, la población ha sabido conservar su aspecto de “pueblo”. Escondido en la parte alta de un pequeño valle en la Comarca de Las Vegas, Chinchón nos habla de un glorioso pasado a través de su castillo, sus empinadas callejuelas, sus vecinos ilustres, su teatro, y sobre todo su curiosa Plaza Mayor, que ha dado a esta población fama en todo el país.

Para llegar a Chinchón hemos de utilizar la línea 337 de autobús interurbano del Consorcio de transportes de la Comunidad de Madrid, que tiene su salida y llegada en la Plaza Conde de Casal (la parada, para ser exactos, está situada en la Avda. del Mediterráneo, a unos 100 metros de la Plaza, y está indicada con el número de línea: 337). En unos 45 minutos estaremos en el destino.


Lo primero que veremos al llegar a Chinchón por la sinuosa carretera que sube desde la vega del río Tajuña es su castillo. El Castillo perteneció a la familia de los Cabrera, que lo heredaron del Señorío de Chinchón, con el permiso de los Reyes Católicos. El castillo actual, reconstruido en los últimos años del siglo XVI sobre otro anterior, está semiderruido debido al papel activo que jugó durante la Guerra de Sucesión en el año 1705. Por estas razones habitualmente está cerrado a las visitas, pero en cambio sí que podemos acercarnos a él y disfrutar de todo su perímetro (58x55 metros) perfectamente conservado, y sobre todo disfrutar también de las grandes vistas panorámicas que se divisan desde su emplazamiento que se abre en un altozano a todo el valle que vigilaba.

A tan sólo unos pocos centenares de metros está la población de Chinchón. Todo el pueblo gira entorno a su extraordinaria plaza mayor, y sus casas más antiguas (seculares muchas de ellas) nos hablan de la arquitectura tradicional castellana, con balcones corridos levantados sobre columnas o “piés” de madera. Generalmente estas construcciones son de dos alturas, presentan un gran “portalón” o entrada para carruajes –hoy para coches–, y casi siempre tienen un gran patio interior en torno al cual gira la verdadera vida de cada casa. Algunos de estos patios son visitables. La otra opción que tenemos para conocer la arquitectura tradicional, y además los usos y costumbres de Chinchón, es realizar una visita del Museo La Posada, situado a sólo 50 metros de la plaza, y que está ubicado en una casa tradicional.

Pero volvamos a la Plaza Mayor porque ésta es el verdadero icono de la población. Se trata de una auténtica y original plaza de curioso diseño, edificada desde el siglo XV aunque con continuas reformas hasta el XVIII. Pero afortunadamente Chinchón ha conservado su plaza tal y como era desde su origen más antiguo, y ello implica una característica que la convierte hoy en día casi en única: la Plaza Mayor de Chinchón no es cuadrada, sino circular. Recordemos que estas plazas eran habituales en toda España, pues en ellas se celebraban mercados, reuniones, corridas de toros, fiestas, etc., y por eso eran habituales, necesarias, y existieron con gran variedad de formas y tamaños. La circularidad de la de Chinchón la ha hecho famosísima en todo el país, y también por seguir celebrándose en ella corridas de toros, aún en la actualidad, aunque hay que aclarar que fueron muchas, muchísimas las plazas mayores que existieron en España y que no eran de sección cuadrada, hecho que sólo se generalizó masivamente más o menos desde el siglo XVII. Estamos pues, ante una de las más originales y de antiguo trazado, poco modificada, y que mantiene ese ambiente, esa forma, y ese espíritu, que la ha hecho famosa.

Antes de abandonar la plaza podremos tomar un refrigerio en alguno de los muchos bares y restaurantes que a ella se asoman en la actualidad, o incluso comprar algún recuerdo en una de las muchas tiendas de regalos y antigüedades que también están situadas aquí. Si echamos un vistazo alrededor veremos desde la propia plaza gran parte de la totalidad del pueblo: el Teatro Lope de Vega, la Torre del Reloj, o la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. Merecerá la pena una visita callejeando por la parte alta del pueblo, no sólo para ver estos monumentos y conocer las estrechas calles, sino también para disfrutar de una magnífica vista aérea de la plaza.

La historia del pueblo de Chinchón está ligada a su pasado; y especialmente a su Marquesado, a la producción de anis, aceite y vino. No perdáis la oportunidad de visitar alguna de las varias “cuevas de vino” que se conservan en la ciudad, y que puede constituir el mejor recuerdo que os llevéis de Chinchón. Entre las más espectaculares están las cuevas del Mesón cuevas del vino, situado en la calle Benito Hortelano nº13, en la parte más alta de la población. El mesón propiamente bien merece una visita, pues está construido en una antigua fábrica y almacén de vino, y por esa razón su decoración original es increíblemente pintoresca. Parecerá que hemos entrado en otro sitio, en otro tiempo. Desde el propio mesón se puede acceder, pagando una mínima entrada, a sus cuevas originales, antiquísimas, y excavadas en la roca y tierra del subsuelo, y que todavía tienen en su interior las enormes tinajas destinadas a albergar y envejecer el licor.




I.Y.P.

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