Asturias es el corazón histórico
y uno de los actores principales en el origen de la idea de España. En sus montañas –refugio natural de sus habitantes–
tuvieron lugar batallas legendarias contra los grandes imperios y pueblos
conquistadores. En ellas batallaron las tropas del Imperio Romano requiriendo
la presencia del mismísimo César; por ellas
pasaron, no sin problemas, conquistadores y gobernantes del Reino Visigodo;
y en ellas sufrió derrotas
legendarias el Imperio
Musulmán… Y de aquellas mismas montañas descendió la primera dinastía de reyes españoles
que definieron gran parte de la actual “idea
de España”. Pero Asturias es mucho más que recuerdos del pasado y mucho más
que historia antigua. Asturias sigue siendo hoy sinónimo de naturaleza
espléndida, hermosa y exuberante. En sus montañas de Picos de
Europa, en sus lagos glaciares, a lo largo de sus impresionantes costas y con
su variada y riquísima biodiversidad. Hablar de Asturias es hablar además de
cultura. Por su singular arte que abarca todos los tiempos. Por su exquisita y valorada
gastronomía. Por su legado histórico innegable. Hablar de Asturias es hablar de
belleza en todos los sentidos. Es hablar de un Paraíso Natural.
Centro histórico de la ciudad de Oviedo |
Al igual que Madrid,
Murcia
o La
Rioja, Asturias es una de las Comunidades Autónomas de España integrada por
una única provincia, y por tanto de un tamaño relativamente pequeño o discreto
en el mapa nacional. El Principado de
Asturias –pues éste es el nombre oficial de la región– está situado en el
extremo norte de la península y está literalmente encerrado entre el Mar Cantábrico –al norte–
y las montañas de Picos
de Europa –al sur– que lo aíslan del resto de la península. Su actual
capital, la ciudad de Oviedo, fue también una de las viejas capitales del Reino de Asturias, si
bien es cierto que en la actualidad la cercana y costera ciudad de Gijón ya la
supera en número de habitantes. Por esta razón, en esta entrada que hoy
proponemos en nuestro blog, no nos centraremos como habitualmente hacemos en
una única ciudad, sino en varios lugares de la región, por lo que aconsejamos planear
un mínimo de tres días para esta posible visita.
Llegar a Asturias desde Madrid es
relativamente sencillo. Quizás el único pequeño inconveniente es la distancia, que
sin ser exagerada, por comodidad o rapidez tal vez nos invita a usar el avión.
El Aeropuerto
de Asturias está situado a orillas del mar, a unos escasos 50 kilómetros de
la ciudad de Oviedo, y aproximadamente a 40 de la ciudad de Gijón. El
aeropuerto asturiano es de carácter internacional, y si bien el número de vuelos
y compañías que operan en sus instalaciones no es elevadísimo, sí es cierto
que está unido diariamente con Madrid Barajas a través de vuelos operados tanto
por Iberia, como por la compañía low cost Ryanair. Si llegásemos en avión, tanto si
queremos ir a Oviedo, como si preferimos ir a Gijón, la compañía de Autobuses
Alsa presta servicio con líneas
regulares que salen a cada hora en punto del aeropuerto hasta el centro de
las respectivas ciudades.
Cordillera montañosa de los "Picos de Europa" |
Pero si por el contrario elegimos
el transporte terrestre, generalmente bastante más económico, entonces hemos de
saber que nos enfrentamos a más de 450 kilómetros desde Madrid hasta Oviedo, y
casi los 500 kilómetros hasta Gijón. Y por lo tanto hablamos de entre cinco
horas y media y siete horas si viajamos en autobús, y aproximadamente cinco
horas si viajamos en tren. El transporte en ferrocarril, por supuesto, está
operado por Renfe, con salida en Madrid
desde la Estación
de Chamartín. Los trenes que cubren el trayecto Madrid-Oviedo son tipo Alvia, y por tanto son rápidos,
eficientes, y de elevado confort, lo que también repercute en un precio no
excesivamente económico que se sitúa en los 80.00€ en clase turista (ida y
vuelta). Por supuesto, conviene siempre recordar que comprando el billete en la
propia web de Renfe, y con
suficiente tiempo de antelación, es relativamente fácil favorecerse de las
tarifas especiales de descuento, que llegan incluso a la mitad del precio. En
cambio si la elección de transporte es el autobús, ha de saber el viajero que
la compañía que da servicio es Alsa, la
estación de origen es Estación Sur –
Méndez Álvaro, y que la frecuencia es muy elevada (casi un autobús a la
hora), aunque con distintas tarifas que conviene estudiar antes de comprar el
billete: autobús normal, supra economy o economy +, lo que hace oscilar el precio entre 62.00€, 85.00€ y
100.00€ (ida y vuelta); así como también varían notablemente el confort y el
tiempo total del viaje. Pero cualquiera que sea el transporte que elijamos, una
vez en Asturias proponemos iniciar la visita en la ciudad de Oviedo.
Lago de Enol (Lagos de Covadonga) |
Oviedo encierra una paradoja histórica, casi a modo de
venganza o justicia poética. Si un inmenso número de ciudades españolas
requieren una explicación larga, confusa y sobre todo antiquísima acerca de su
origen o fundación, la ciudad de Oviedo, pretendida como la primera gran
capital de los reinos cristianos –con permiso de las monarquías visigodas–, no
sólo parece carecer de un pasado prerromano o romano directo, sino que su
fundación parece responder al propio Reino de Asturias, y siquiera tuvo el
privilegio de ser su primera capital, aunque sí la más longeva e importante. El
origen de la ciudad parece ubicarse en la época del rey Fruela I, durante
cuyo reinado, y más concretamente en el año 761, se fundaba un monasterio en una
colina, junto a la calzada romana que comunicaba la actual población de
León
con otro asentamiento romano, correspondiente hoy a la pequeña población de Lugo
de Llanera. Este monasterio crecía de tamaño e importancia en muy poco
tiempo, obteniendo varios favores y privilegios del rey Fruela I, que lo acabaría
eligiendo como lugar de residencia para su familia, y por tanto como lugar de
nacimiento de su hijo, futuro rey Alfonso II el Casto. Este nuevo monarca
sería el que tomaba la decisión, años más tarde de fundar una verdadera ciudad
entorno al viejo monasterio que le había visto nacer, dotando el lugar de
palacios, murallas, iglesias… y convirtiéndola en sede episcopal primero, y en
nueva capital del Reino en detrimento de Pravia después. Casi
todas estas noticias las hemos tenido a través de distintas crónicas Reales y
noticias indirectas. Se trataría del nacimiento de una ciudad palatina a partir de edificios monumentales, tanto
religiosos como civiles, caso de la primitiva Catedral
de San Salvador, la basílica y Panteón
Real de Santa María, la iglesia-basílica de San Tirso, por supuesto el desaparecido
Palacio Real, así como un gran número de edificios públicos tales como baños, almacenes,
casas y viviendas… todo ello rodeado por fuertes murallas y abastecido por un
acueducto. Y sin embargo la arqueología, que poco a poco ha ido confirmando los
indicios de cuanto se ha citado, a la vez, poco nos puede mostrar, pues poco o
nada se ha conservado. En parte porque durante los años 794 y 795 se produjeron
incursiones y destrucciones por parte de las tropas árabes. Y otra vez más, y
también como paradoja, esto ha provocado la destrucción irremediable de
posibles testigos de aquel origen, pero a la vez parece confirmarlo. Oviedo se
confirmará definitivamente con un segundo periodo de construcciones urbanas en
época de Alfonso III. Se reconstruyen iglesias,
palacios, murallas, y además se realiza una primera ampliación con un nuevo
barrio y su correspondiente nueva muralla, que rodeando el anterior recinto de
época de Alfonso II, y añadiendo un castillo en el
extremo noroccidental de la misma, dota a la ciudad de su morfología medieval
definitiva, previa a las ampliaciones del siglo X. esta ciudad sí que podemos
intuirla, y en cierto modo visitarla.
San Miguel de Lillo. Monte Naranco. |
Oviedo es hoy una ciudad conservada en piedra. A través del trazado de sus
vetustas calles, y de la visita a algunos de sus históricos edificios podemos
desentrañar vagamente este rompecabezas histórico que es su propio origen. Y entonces
tenemos que comenzar hablando de la que es quizás la principal joya cultural de
todo Asturias: su Arquitectura Prerrománica.
Los edificios construidos o patrocinados por los distintos reyes de Asturias entre
los siglos VIII y X y repartidos por todo el principado, tuvieron unas
características específicas, y sobre todo una calidad y claridad artística que
en su conjunto le ha valido el título honorífico y la figura de protección de Patrimonio de la Humanidad
por la UNESCO. Y además el piropo de historicistas e historiadores del arte que
lo han definido como el conjunto arquitectónico prerrománico más original y
definido, mejor conservado, y más numeroso, de todo el continente europeo. Los más
impresionantes de todos los edificios, son los patrocinados por los reyes Alfonso II, Ramiro I y Alfonso III, y
varias de estas construcciones se ubican en la propia ciudad de Oviedo y en sus
proximidades. Quizás pueda ser éste un buen punto de partida para nuestra
visita.
Catedral de Oviedo |
En las cercanías del centro histórico ovetense se encuentra la Iglesia
de San Julián de los Prados, popularmente conocida como Santullano. Si el edificio ya nos
sorprenderá por sus majestuosas formas y antigüedad, más sorprendente aún será
una visita a su interior, en el que podremos contemplar las pinturas originales
del siglo IX repartidas sobre sus paredes, en gran número, y en un magnífico
estado de conservación. Pero quizás la visita más espectacular será la del Monte
Naranco. Este lugar está situado en las inmediaciones de la ciudad y podemos
llegar hasta allí caminando (30-45 minutos), y por supuesto más fácilmente en
autobús urbano (línea Naranco-La Manjoya), sobre todo por aquello de que gran
parte del recorrido es cuesta arriba. En las faldas de esta pequeña montaña se
conservan quizás las dos construcciones más emblemáticas de todo el periodo
Astur: los restos de la Iglesia de San
Miguel de Lillo, y el fantástico antiguo edificio palatino de Santa
María del Naranco del que los historiadores creen comprender sirvió de
alojamiento veraniego o vacacional para los Reyes de Asturias, y que incluía hasta un baño privado, algo nada habitual en
la época. Seguramente no es el edificio más espectacular u original, pero sí la
más hermosa y armónica de todas las construcciones prerrománicas españolas. Ambos
edificios, Santa María y San Miguel están separados por unos escasos cinco
minutos a pié el uno del otro, y ambos merecen una visita tanto por su belleza propia,
así como por su antigüedad y buen estado de conservación. Además el lugar en
que están edificados nos brindará unas excelentes vistas de la ciudad de
Oviedo, en plena montaña, en plena naturaleza. Eso sí, convendrá que el viajero
confirme los horarios de visitas y aperturas con anticipación a su visita,
porque si bien es verdad que allí mismo puede comprar las entradas, también es
cierto que el número de visitantes al interior de los edificios por día es
limitado, y el horario de los monumentos cambia en función de la época del año,
cerrando de cualquier modo todos los lunes y domingos por la tarde. Lo mejor es
preguntar e informarse antes de ir al Monte Naranco en la propia Oficina
de Información y Turismo de la ciudad de Oviedo. Y si este itinerario
cultural del prerrománico asturiano realmente le interesa, que sepa que se
puede complementar con visitas a la interesantísima Cámara
Santa (en el interior de la Catedral del Salvador)
que alberga algunas de las obras de orfebrería de mayor calidad y antigüedad de
toda España y especialmente famosas son sus cruces de oro; o con
una breve visita a la histórica fuente de la
Foncalada; o con un paseo ante el testero de la vieja Iglesia
de Santo Tirso, que conserva aún alguna de sus partes originales.
Plaza del Fontán. Oviedo. |
No hará falta decir que el centro histórico de Oviedo –además
de los citados edificios y de una hermosísima Catedral que resale en su mayoría
a los siglos XIV-XV y a un estilo gótico– está repleto de fantásticas plazas,
geniales palacios como el de los Marqueses de Camposagrado o el de
Valdecarzana, y fantásticas y numerosas esculturas que decoran todos los
rincones. Podrán entonces ser varios los itinerarios o las razones que elijamos
para conocer sus calles. Desde aquí proponemos perdernos por el interior del Centro
Histórico sin hacer un especial caso de adónde nos dirigimos, ya que sus
estrechas y retorcidas calles, en cualquier dirección, nos hablan de su pasado
remoto y esplendoroso, mostrándonos a la vez y con sorpresa rincones, plazas,
calles y edificios de singular belleza. Especialmente recomendable el entorno y
la plaza de la Catedral, la calle de la Rúa, la calle de Cimadevilla, la Plaza
de Trascorrales, la plaza del Paraguas, la de la Constitución, y el Mercado del
Fontán. Por cierto, en estos lugares brillan con luz propia sus sidrerías. Y todavía antes de irnos de Oviedo, o si nuestros intereses son más
comerciales y lúdicos, podemos visitar su centro urbano,
no histórico sin contemporáneo, repleto de centros comerciales, tiendas,
lugares de ocio, y todo ello acompañado de una señorial y moderna arquitectura,
y de un ingente número de esculturas –muchas de ellas de hermosísima factura e
incluso famosos autores: Botero,
Úrculo– que se
reparten a lo largo y ancho de toda la ciudad. El área urbana en concreto se
reparte en el entorno de las estaciones de Renfe y de Autobuses, y se articula
con las calles Uría, Cervantes, y General
Elorza como principales ejes.
Santuario y fuente de Covadonga |
Si nuestra estancia en Asturias va a ser larga, de al menos
un par de días, o incluso tres, podemos
pensar en realizar alguna excursión o visita desde Oviedo. Las posibilidades
son muchas, pero quizás la más recomendada, aparte de Gijón, y factible con transporte
público sería a los Lagos de Covadonga.
Es éste un lugar, paraje natural y sitio histórico situado en mitad del Parque
Nacional de las montañas de Picos de Europa. En una sola pero larga jornada
podríamos disfrutar de la espectacular y exuberante naturaleza asturiana, de
sus calcáreas y legendarias montañas, su frondosa vegetación, sus lagos
glaciares… y de propina visitar el lugar más querido por todos los habitantes
de la región: la pequeña capilla de su santina,
la virgen de Covadonga,
construida en una oquedad, es decir, aprovechando el espacio de una pequeña
cueva natural en la propia montaña. El lugar es realmente de una belleza pura,
y es además el espacio legendario en el que los cristianos derrotaron por
primera vez a los musulmanes en el año 722, cómo no, con intercesión
divina de por medio. Nos apetezca visitarlo o no, hasta aquí nos traería el
transporte en autobús desde Oviedo y Cangas de Onís, y aquí mismo cambiaríamos
de autobús para adentrarnos en el interior del Parque de Picos de Europa: la
montaña, sus paisajes, los lagos glaciares… y así comprenderíamos
definitivamente por qué el slogan publicitario de la región asturiana es desde
hace muchos años Asturias; Paraíso
Natural.
La otra visita de carácter casi obligatorio en Asturias es
la ciudad de Gijón. Llegar de
Oviedo a Gijón –y viceversa– es una tarea muy sencilla. Sus respectivas
estaciones de autobuses están comunicadas con líneas regulares que salen con
una frecuencia de media hora, normalmente. Y media hora, aproximadamente, es el
tiempo que necesitaremos para cambiar de ciudad con este tipo de transporte, un
poco más de tiempo si elegimos el tren.
Vista aérea del puerto y centro histórico de Gijón |
Gijón, junto con la cercana e industrial población de
Avilés, es en la actualidad uno de los principales motores económico de
Asturias, con el permiso de Oviedo. Gijón ha crecido desde un pequeñísimo
núcleo de población antigua –el barrio de cimadevilla, que bien
merece una visita tanto por lo pintoresco de sus calles, como por el ambiente
festivo y lúdico–, hasta convertirse en la ciudad con más población del
principado. Ciudad de aspecto moderno, en realidad nos engaña, pues tiene un
pasado lleno de historia que nos habla de gran cantidad de restos y presencia
prehistórica, e incluso de la fundación de un núcleo habitado durante el
periodo romano, llamado Gigia, y de
donde parece derivar el actual nombre de la ciudad. Pero casi nada queda de
aquello. A lo largo de todos estos siglos de historia, y todavía hoy, Gijón
vive y trabaja asomada al mar, razón principal por la que nos va a ofrecer un ambiente
distinto al de Oviedo, y esa es también nuestra intención a la hora de
presentar este destino. Si la capital es más señorial, Gijón es más informal,
quizás por su vocación marina, o quizás por su propia decisión. Y en ella será
muy fácil encontrar lugares de diversión y descanso, entre los que destacan sus
parques, el ambiente festivo de Cimadevilla, la posibilidad de realizar la Ruta de la Sidra,
poder disfrutar del increíble ambiente de la Universidad Laboral, reconvertida hoy
en una verdadera ciudad
cultural, y por supuesto la joya de la corona: sus magníficas
playas, adecuadas no sólo para el baño, sino también especialmente para el
surf y otros deportes acuáticos por su continuo viento y fuerte oleaje.
Playa de San Lorenzo. Gijón. |
No podemos irnos de Asturias sin disfrutar de su exquisita y
afamada gastronomía. Para empezar debemos probar un “culín” de sidra, bebida alcohólica producida a
partir de manzanas, y que incluye el curioso rito de escanciar
la bebida antes de degustarla para que ésta despierte
todo su potencial. Y la comida son también palabras mayores. El plato más
impresionante y tradicional de Asturias es la Fabada, aunque en realidad las
alubias que son su ingrediente principal las podemos encontrar en muchas otras
recetas, algunas igualmente muy famosas, como las populares fabes con almejas con un paladar, sabor y aporte calórico mucho más suave y discreto. Destacan
por su calidad las carnes y los pescados, las primeras por los exquisitos
pastos y razas de vacuno asturiano, y los segundos por la riqueza del mar
cantábrico que baña toda la región. Son muy afamados su gran variedad los
quesos, entre los que brilla con luz propia el de Cabrales, picante y fuerte. Para los
postres, destaca el Arroz
con leche, y sobre todo las casadiellas, una
especie de empanadilla rellena de frutos secos y en ocasiones anís.
El clima de Asturias ha de ser un factor a tener en cuenta al
organizar nuestro viaje. En primer lugar porque si nuestra intención es
netamente “playera” hemos de tener
clarísimo que las aguas del Mar Cantábrico no presentan la calidez y buena
temperatura del Mar Mediterráneo. Son mucho más frías y agitadas. Y más
importante aún, el clima tipicamente asturiano es muy volátil en todo el Principado
de Asturias. El verano nos asegura buenas temperaturas, pero no necesariamente
exentas de lluvia, ni de cambios bruscos entre jornadas soleadas y otras
nubosas o incluso con precipitaciones. Es así como las montañas de Picos de
Europa se hacen presentes: toda perturbación proveniente desde el océano
Atlántico, o desde el Canal de la Mancha va a encontrarse directamente con
ellas, razón por la que el índice de pluviosidad en Asturias es relativamente
alto. No por ello desaconsejamos una visita en invierno –evidentemente si para
playa– porque las temperaturas serán bajas pero no prohibitivas, pero ha de
saber el viajero que se expone a lluvia, frío, y la presencia de nieve y
temperaturas extremas durante la noche en algunos lugares de la región como
Covadonga y sus lagos, y en general toda la cordillera montañosa que cierra por
el sur la región. Las temperaturas máximas en Gijón en pleno verano no suelen
superar los 25º, y las mínimas en invierno suelen estar entorno a los 4º. Los parámetros
son casi los mismos en Oviedo, aunque las mínimas pueden ser algo inferiores
debido a la relativa lejanía del mar. De noviembre a febrero se acumulan, en
cualquier caso, el principal ciclo de lluvias, y será quizás el peor momento
para visitar el Principado de Asturias. El periodo más aconsejable la alta
primavera y el verano, pero por supuesto, teniendo siempre en cuenta la previsión meteorológica a corto plazo.
Video promocional del Principado de Asturias.
I.Y.P.