jueves, 13 de diciembre de 2012

Sevilla. La ciudad de la alegría.


Sevilla es hoy una ciudad inmensa en todos los ámbitos. Por su historia bimilenaria. Por haber sido la puerta europea del continente americano. Por reunir algunos de los grandes tesoros españoles en sus museos y en sus arquitecturas. Por haber sido la cuna del Siglo de Oro español. Y por seguir siendo la ciudad de la alegría. Alegría que está presente en sus gentes, en sus calles, en sus plazas, y sobre todo en el modo de entender la vida que tienen los sevillanos.
 
Decoración cerámica de la Plaza de España
Situada a unos 540 kms. al sur de Madrid, Sevilla es la capital administrativa de la Comunidad Autónoma de Andalucía, siendo además su ciudad más grande y poblada. De hecho, con más de 700.000 habitantes es la cuarta ciudad española, tan sólo por detrás de Madrid, Barcelona y Valencia. Para acercarnos a Sevilla desde Madrid contamos con tres opciones. La más barata de ellas es el autobús, del que conviene saber, empleará normalmente entre seis y siete horas de viaje. El tren de alta velocidad es sensiblemente más caro, pero deja el viaje en poco más de dos horas y media. Y por último el avión, cuyas ofertas más baratas a menudo suelen incluir escala en alguna otra ciudad española, y por tanto no ahorraremos tanto tiempo como pensábamos, aunque por supuesto hay vuelos directos. Sólo hay que buscarlos con las principales compañías aéreas.


Sevilla es un destino ideal en el que estar, al menos dos días, tal vez tres, o incluso combinar con algún otro lugar relativamente cercano como podrían ser las ciudades de Cádiz o de Córdoba. Todo dependerá del presupuesto que tengamos, el tiempo, y el transporte que usemos. Sevilla es ideal para conocer otra cara de España, quizás la más típica y tópica, o al menos una de las imágenes nacionales más extendidas fuera del país. Pero sobre todo es una ciudad ideal para pasear tranquilamente por ella, disfrutando de sus características calles y rincones, de sus tapas y aperitivos, de su cultura y ritmos flamencos, de sus bares, y de su patrimonio. Vamos a sugerir aquí algunas ideas, variadas, de las muchas muchas opciones que ofrece la ciudad. 


Catedral de Sevilla con las tradicionales "calesas"
Una de las opciones obligadas en Sevilla es pasear por los distintos barrios que componen su gran centro histórico. Faro o punto de encuentro puede ser el entorno de la Catedral de Sevilla. Construida en un estilo gótico tardío sobre los restos de la antigua mezquita –restos visibles en el llamado Patio de los Naranjos–, es la Catedral más grande de España, y está en lucha continua con Santa Sofía de Estambul (Turquía) por conseguir el título oficioso de la tercera iglesia más grande del mundo, sólo detrás de San Pedro del Vaticano y San Pablo de Londres. Su interior es majestuoso: inmenso, en altura y en anchura con sus cinco naves, y también por los muchos espacios barrocos adosados a lo largo de los siglos. No obstante, el punto más famoso y visible de la Catedral es la Torre Giralda, a la que se puede subir sólo desde el interior de la propia iglesia. La Giralda es el icono de Sevilla. Visible desde casi cualquier punto de la ciudad es hoy el campanario de la Catedral, aunque en realidad se trate del viejo alminar de la mezquita, al que tan sólo se le añadió una pequeña construcción en la parte superior para situar las campanas cristianas. El nombre de Giralda le viene de la escultura –una imagen alegórica de la fé– que está en la parte más elevada, y que en realidad es una veleta que “gira” para indicarnos la dirección del viento. Disfrutaremos desde allí arriba de las mejores vistas de la ciudad.

En el entorno de la Catedral se hallan algunos de los espacios más significativos de Sevilla. Por su lateral norte están algunas de las calles más animadas de bares, restaurantes y tiendas de souvenirs, (Calle de los Alemanes, y calle de Hernando Colón); calle que por cierto nos lleva a su vez hacia la plaza del Ayuntamiento, donde comienza la Calle Sierpes, la más comercial de toda la ciudad. Al fondo de ella se encuentra la confitería – pastelería “La Campana”, que bien puede merecer una visita. 
Volviendo al entorno de la catedral, por su lado sur se extiende una plaza que preside el renacentista edificio del Archivo de Indias. En este lugar se encuentran todos los documentos históricos relativos a la colonización y exploración de América; y suele organizar exposiciones temporales, y de cualquier modo es visitable. A pocos metros, todavía en la misma Plaza, y escondidos detrás de unas espectaculares murallas hechas con gigantescos bloques de piedra, se encuentran los hermosísimos Reales Alcázares de Sevilla. Igualmente visitable, incluye los viejos palacios árabes, otra parte construida y redecorada por los reyes cristianos (estancias mudéjares), otras estancias modernas, y unos espectaculares y grandiosos jardines que incluyen desde un laberinto, a estanques con peces, y grandes parterres y espacios verdes. Quizás sea esta la visita más vistosa de la ciudad, especialmente para todos aquellos visitantes que no hayan tenido la oportunidad de visitar los palacios de la Alhambra en Granada.

Pintoresca calle del Barrio de Santa Cruz.
Si hemos entrado, desagamos nuestros pasos y volvamos a la plaza inicial, compartida por la puerta del Alcazar, el Archivo de Indias y la Catedral. Inmediatamente al norte del Alcázar, en la misma muralla que lo encierra encontrará el visitante un pequeño arco que nos hace entrar en una plaza empedrada, aparentemente sin salida, y decorada con naranjos. Es la Plaza o Patio de Banderas. Sin embargo, en el ángulo opuesto al de entrada (entrada por el oeste, salida por el este), encontrará un pequeño pasadizo, casi oculto, que nos lleva de lleno a uno de los barrios más hermosos de Sevilla: el Barrio de Santa Cruz. Mucho de lo que se ve hoy en el Barrio de Santa Cruz son reconstrucciones; especialmente del siglo XIX; hecho que nos habla de su antigüedad que llega hasta el periodo medieval, pero que ayudan también a mantener un estilo unitario y coherente de los viejos barrio judeomusulmanes sevillanos. Sus calles tienen nombres de los más sugerente, como Calle Agua, o Calle Vida. Estaréis completamente rodados de pequeñísimas calles llenas de tiendas de recuerdos, bares, restaurantes, casas pintadas en todos los colores y patios típicos andaluces. Más vale adentrarse en este barrio con un plano o callejero, pues muchas de estas calles no tienen salida o conducen sólo a plazas o patios. No obstante merece la pena callejear sin un rumbo fijo para conocer rincones ocultos. Una de las opciones que nos permiten salir del barrio –a través de la Plaza de Santa Cruz–, nos llevará a los Jardines de Murillo, abiertos ya a una de las grandes avenidas sevillanas. Y si decidimos seguir las vías del tranvía en dirección sur, encontraremos a pocos metros el edificio de la Real Fábrica de Tabacos, que hace tiempo se convirtió en sede de la Universidad de Sevilla.

Reales Alcázares de Sevilla
Al sur del centro histórico, realmente cerca, a unos 15 minutos a pie, se encuentra otro espacio que merece la pena una visita: el Parque de María Luisa y la Plaza de España. El parque es un regalo personal a Sevilla de la Reina que le da nombre, y en su interior –y alrededores– además de árboles monumentales y centenarios, muchos de ellos americanos por la relación de la ciudad con el nuevo continente, se encuentran magníficos ejemplos de arquitectura romántica que son restos de la Exposición Iberoamericana que se celebró en Sevilla en el año 1929. Muchos de estos antiguos pabellones todavía llevan el nombre del país hispanoamericano que lo construyó. Pero el más bonito de todos los pabellones, recién rehabilitado, es la monumental Plaza de España, foto obligada en la ciudad, y que por su belleza y colorido le da un aspecto casi futurista. Esa fue la misma visión que hizo que George Lucas lo usase como escenario real para grabar imágenes de la última trilogía de Star Wars en él, y recrear allí el palacio de la Reina Amidala. La Plaza de España se construyó en realidad para ser el pabellón de España en la Exposición de 1929, y entre estanques y fuentes se abren bancos de cerámica que recuerdan todas las provincias españolas.


Otra buena visita de Sevilla es el entorno del río Guadalquivir. El río que le dio la vida a la ciudad era el único navegable de España hasta no hace demasiado tiempo, y por esa razón en esta ciudad se situó el puerto principal con el comercio americano; mucho más seguro que uno en plena costa marina; y ello explica la presencia del Archivo de Indias, pero también de la Casa de Contratación. Por su ribera se extienden algunos edificios hermosísimos, como el Palacio de San Telmo situado en la Plaza Puerta de Jerez, donde está el Hotel Alfonso XIII -el más caro de España-, o la cercana Torre del Oro, edificio defensivo de la vieja muralla musulmana de la ciudad reconvertido en Museo Naval. Un poco más al norte, siguiendo la avenida que bordea el río, nos encontraremos con el gran templo taurino: la Real Maestranza, la genial y monumental plaza de toros sevillana, que merece una visita por su belleza, por poder pisar el ruedo, pero también por su interesante museo taurino. 
Muestrario de tapas típicamente sevillanas
Justo al otro lado del río se extiende el Barrio de Triana. Es quizás el más popular de Sevilla, fama merecida y conseguida, probablemente por su ambiente festivo. En su Calle Betis, que bordea el río, encontraréis numerosos bares y locales de ambiente, especialmente durante la noche. Ya sea aquí, o en el centro histórico, la visita a Sevilla no se puede comprender sin una comida o una cena a base de tapas y pinchos típicos sevillanos: no puede faltar el pescaito frito (mezcla de pescados fritos), el buen jamón y aceitunas, chocos o rabas, gambas, y por supuesto gazpacho. No será tampoco mala idea regar todo ello con alguno de los muchos vinos andaluces, como puede ser los finos, los jereces, o los más dulces moscateles

Ello nos puede llevar al ambiente más nocturno y festivo. Sevilla es una de las ciudades españolas en las que se cumple el tópico de que los españoles no dormimos. Tanto en el barrio de Triana, como por prácticamente cualquier lugar del centro histórico se encontrarán numerosos bares y locales de ambiente. Destacan la calle Betis de Triana, el Barrio de Santa Cruz, y la zona situada inmediatamente al este de la catedral (calle Mateos Gago, enfrente a la Giralda), que es el Barrio de San Bartolomé. Pero además de comer y beber, la diversión puede y debe venir acompañada de algún espectáculo flamenco en alguno de los muchos patios y locales que los organizan. Casi todos cobran entrada, aunque se puede encontrar alguno de acceso libre, como puede ser el caso de La Carbonería, que con seguridad no es el mejor de la ciudad, pero sí uno de los de buen ambiente y entrada gratuíta.


Este es sólo un boceto de la ciudad y el ambiente sevillano. A partir de aquí el tiempo de estancia en la ciudad nos puede sugerir otros lugares y otras visitas de entre lo mucho que ofrece Sevilla, como puede ser La Isla de la Cartuja y las zonas de la Exposición Universal de 1992; el parque temático de Isla Mágica; u otras zonas del centro histórico, donde podremos visitar el exquisito Palacio de las Dueñas, la Casa de Pilatos, o el Museo de Bellas Artes de Sevilla, hermoso tanto por el edificio que lo constituye, como por la fantástica colección de pintura barroca que alberga en su interior. Y aún el Hospital de los Venerables o la Iglesia de la Macarena.

Sevilla, y Andalucía en general, es un magnífico destino para conocer parte inequívoca de la diversidad española. Nada allí nos va a recordar o permitir reconocer el ambiente, paisaje, arte, o diferenciación cultural de Cataluña; o de las regiones noroccidentales de España; de las regiones insulares, de las "dos Castillas", y tampoco especialmente a Madrid. Por esta razón creémos que Sevilla en particular, y Andalucía en general (Córdoba, Granada o Cádiz), debe ser una de las visitas casi de carácter obligado si pretendemos conocer la variedad española, visitas que se complementarán por antagonismo perfectamente con otros destinos como Barcelona, San Sebastián, Toledo, Ibiza, Santiago de Compostela, Lanzarote, Cáceres o Segovia, por citar sólo algunos de los destinos interesantes, y completamente diferentes y variados entre sí. 
Conviene saber algunos detalles antes de viajar a Sevilla. En primer lugar que su situación geográfica provoca veranos que pueden ser extremadamente cálidos, con temperatura habituales de más de 40º. Tal vez por esa razón, sea más aconsejable visitarla en Otoño o Primavera, o aún incluso en Invierno, ya que las temperaturas mínimas no suelen estar por debajo de 15º, y llueve poco. Será interesante también saber que la época de Semana Santa (easter) es el momento más preciado y único de la ciudad, con impresionantes procesiones religiosas públicas, lo que convierten a Sevilla en una ciudad dificilmente transitable incluso a pié, y que será el momento más dificil para encontrar alojamiento si no lo preveémos con tiempo. Sucede lo mismo durante el mes de Abril, cuando se celebra la "Feria de Abril", una de las fiestas grandes sevillanas. Aún así, con previsión y organización, cualquier momento del año es excepcional para visitar la hermosa ciudad de Sevilla.



 Video promocional de Sevilla










I.Y.P.

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