Sevilla es hoy una ciudad inmensa en todos
los ámbitos. Por su historia bimilenaria.
Por haber sido la puerta europea del continente
americano. Por reunir algunos de los grandes
tesoros españoles en sus museos y en sus arquitecturas. Por haber sido
la cuna del Siglo de Oro español. Y por seguir siendo la ciudad de la alegría. Alegría que
está presente en sus gentes, en sus calles, en sus plazas, y sobre todo en el
modo de entender la vida que tienen los sevillanos.
Decoración cerámica de la Plaza de España |
Sevilla es un destino ideal en el que estar, al
menos dos días, tal vez tres, o incluso combinar con algún otro lugar
relativamente cercano como podrían ser las ciudades de Cádiz o de Córdoba. Todo dependerá del presupuesto que
tengamos, el tiempo, y el transporte que usemos. Sevilla
es ideal para conocer otra cara de España, quizás la más típica y tópica, o al menos
una de las imágenes nacionales más extendidas fuera del país. Pero sobre todo
es una ciudad ideal para pasear tranquilamente por
ella, disfrutando de sus características calles y rincones, de sus tapas y
aperitivos, de su cultura y ritmos flamencos, de sus bares, y de su patrimonio.
Vamos a sugerir aquí algunas ideas, variadas, de las muchas muchas
opciones que ofrece la ciudad.
Catedral de Sevilla con las tradicionales "calesas" |
En el entorno de la Catedral se hallan algunos de los espacios más significativos de Sevilla. Por su lateral norte están algunas de las calles más animadas de bares, restaurantes y tiendas de souvenirs, (Calle de los Alemanes, y calle de Hernando Colón); calle que por cierto nos lleva a su vez hacia la plaza del Ayuntamiento, donde comienza la Calle Sierpes, la más comercial de toda la ciudad. Al fondo de ella se encuentra la confitería – pastelería “La Campana”, que bien puede merecer una visita.
Volviendo al entorno de la catedral, por su lado sur
se extiende una plaza que preside el renacentista edificio del Archivo
de Indias. En este lugar se encuentran
todos los documentos históricos relativos a la colonización y exploración de
América; y suele organizar exposiciones temporales, y de cualquier modo
es visitable. A pocos metros, todavía en la misma Plaza, y escondidos detrás de
unas espectaculares murallas hechas con gigantescos bloques de piedra, se
encuentran los hermosísimos Reales Alcázares de Sevilla. Igualmente visitable, incluye los viejos palacios árabes,
otra parte construida y redecorada por los reyes cristianos (estancias
mudéjares), otras estancias modernas, y unos espectaculares y grandiosos
jardines que incluyen desde un laberinto, a estanques con peces, y
grandes parterres y espacios verdes. Quizás sea esta la visita más vistosa de
la ciudad, especialmente para todos aquellos visitantes que no hayan tenido la
oportunidad de visitar los palacios de la Alhambra
en Granada.
Si hemos entrado, desagamos nuestros pasos y volvamos
a la plaza inicial, compartida por la puerta del Alcazar, el Archivo de Indias
y la Catedral. Inmediatamente al norte del Alcázar,
en la misma muralla que lo encierra encontrará el visitante un pequeño arco que
nos hace entrar en una plaza empedrada, aparentemente sin salida, y decorada
con naranjos. Es la Plaza o Patio de Banderas. Sin embargo, en el
ángulo opuesto al de entrada (entrada por el oeste, salida por el este), encontrará un pequeño pasadizo, casi oculto, que nos
lleva de lleno a uno de los barrios más hermosos de Sevilla: el Barrio de Santa Cruz. Mucho de lo que se ve
hoy en el Barrio de Santa Cruz son reconstrucciones;
especialmente del siglo XIX; hecho que nos habla de su antigüedad que llega
hasta el periodo medieval, pero que ayudan también a mantener un estilo
unitario y coherente de los viejos barrio judeomusulmanes sevillanos. Sus
calles tienen nombres de los más sugerente, como Calle Agua, o Calle Vida. Estaréis
completamente rodados de pequeñísimas calles llenas de tiendas de recuerdos,
bares, restaurantes, casas pintadas en todos los colores y patios típicos
andaluces. Más vale adentrarse en este barrio con un plano o callejero,
pues muchas de estas calles no tienen salida o conducen sólo a plazas o patios.
No obstante merece la pena callejear sin un rumbo fijo para conocer
rincones ocultos. Una de las opciones que nos permiten salir del barrio –a
través de la Plaza de Santa Cruz–, nos llevará a los Jardines de Murillo, abiertos ya a una de las
grandes avenidas sevillanas. Y si decidimos seguir las vías del tranvía en
dirección sur, encontraremos a pocos metros el edificio de la Real Fábrica de Tabacos, que hace tiempo se
convirtió en sede de la Universidad
de Sevilla.
Pintoresca calle del Barrio de Santa Cruz. |
Reales Alcázares de Sevilla |
Otra buena visita de Sevilla es el
entorno del río Guadalquivir. El río que le dio la vida a la ciudad era el único navegable de España
hasta no hace demasiado tiempo, y por esa razón en esta ciudad se situó el
puerto principal con el comercio americano; mucho más seguro que uno en plena
costa marina; y ello explica la presencia del Archivo de Indias, pero también
de la Casa
de Contratación. Por su ribera se extienden algunos edificios
hermosísimos, como el Palacio de San Telmo situado en la Plaza Puerta de Jerez, donde está el Hotel
Alfonso XIII -el más caro de España-, o la cercana Torre del Oro, edificio defensivo de la vieja
muralla musulmana de la ciudad reconvertido en Museo Naval. Un poco más al
norte, siguiendo la avenida que bordea el río, nos encontraremos con el gran
templo taurino: la Real Maestranza,
la genial y monumental plaza de toros sevillana, que merece una visita por su
belleza, por poder pisar el ruedo, pero también por su interesante museo
taurino.
Muestrario de tapas típicamente sevillanas |
Ello nos puede llevar al ambiente más nocturno y festivo. Sevilla es una de las ciudades españolas en las que se cumple el tópico de que los españoles no dormimos. Tanto en el barrio de Triana, como por prácticamente cualquier lugar del centro histórico se encontrarán numerosos bares y locales de ambiente. Destacan la calle Betis de Triana, el Barrio de Santa Cruz, y la zona situada inmediatamente al este de la catedral (calle Mateos Gago, enfrente a la Giralda), que es el Barrio de San Bartolomé. Pero además de comer y beber, la diversión puede y debe venir acompañada de algún espectáculo flamenco en alguno de los muchos patios y locales que los organizan. Casi todos cobran entrada, aunque se puede encontrar alguno de acceso libre, como puede ser el caso de La Carbonería, que con seguridad no es el mejor de la ciudad, pero sí uno de los de buen ambiente y entrada gratuíta.
Este es sólo un boceto de la ciudad y el
ambiente sevillano. A partir de aquí el tiempo de estancia en la ciudad nos
puede sugerir otros lugares y otras visitas de entre lo mucho que ofrece
Sevilla, como puede
ser La Isla de la Cartuja y las zonas de la
Exposición Universal de 1992; el parque temático de Isla
Mágica; u otras zonas del centro histórico, donde podremos visitar
el exquisito Palacio de las Dueñas, la Casa de Pilatos, o el Museo de Bellas Artes de Sevilla, hermoso
tanto por el edificio que lo constituye, como por la fantástica colección de
pintura barroca que alberga en su interior. Y aún el Hospital de los
Venerables o la Iglesia de la Macarena.
Sevilla, y Andalucía en general, es un
magnífico destino para conocer parte inequívoca de la diversidad española. Nada allí nos va a
recordar o permitir reconocer el ambiente, paisaje, arte, o diferenciación
cultural de Cataluña; o de las regiones noroccidentales de España; de las
regiones insulares, de las "dos Castillas", y tampoco
especialmente a Madrid. Por esta
razón creémos que Sevilla en particular, y Andalucía en general (Córdoba, Granada o Cádiz), debe ser una de las visitas casi de
carácter obligado si pretendemos conocer la variedad española, visitas que se
complementarán por antagonismo perfectamente con otros destinos como Barcelona, San Sebastián, Toledo, Ibiza, Santiago de Compostela, Lanzarote, Cáceres o Segovia, por citar sólo algunos de los
destinos interesantes, y completamente diferentes y variados entre sí.
Conviene saber algunos detalles antes de
viajar a Sevilla. En primer lugar que su situación geográfica provoca veranos
que pueden ser extremadamente cálidos, con temperatura habituales de más de 40º. Tal vez por esa razón, sea más aconsejable visitarla en
Otoño o Primavera, o aún incluso en Invierno, ya que las temperaturas
mínimas no suelen estar por debajo de 15º, y llueve poco. Será interesante
también saber que la época de Semana Santa (easter)
es el momento más preciado y único de la ciudad, con impresionantes procesiones
religiosas públicas, lo que convierten a Sevilla en una ciudad dificilmente
transitable incluso a pié, y que será el momento más dificil para encontrar
alojamiento si no lo preveémos con tiempo. Sucede lo mismo durante el
mes de Abril, cuando se celebra la "Feria de Abril", una de las
fiestas grandes sevillanas. Aún así, con previsión y organización, cualquier
momento del año es excepcional para visitar la hermosa ciudad de Sevilla.
Video promocional de Sevilla
I.Y.P.
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