martes, 20 de marzo de 2012

Buitrago de Lozoya, en el corazón de la sierra

La sierra de Madrid es un lugar casi mitológico para los madrileños. Algo así como el Hades para los griegos, el Valhalla para los pueblos nórdicos, el Edén de la Biblia, el Aaru para los egipcios, o una victoria en el Bernabéu para los seguidores del Atlético de Madrid… Bromas aparte, la Sierra de Madrid tiene bien merecido esta admiración porque es un verdadero lujo a muy poca distancia de la capital. Su exuberante naturaleza y su riqueza en flora y fauna la convierten en un maravilloso –y cercano– destino para disfrutar de una jornada en plena naturaleza.

Los destinos pueden ser muchos y muy variados. Y eso la hace aún más grande. Desde el extremo norte al que proponemos la visita de hoy, a su zona más occidental la variedad de paisajes es notable. Entendedme bien, no estamos hablando de un cambio como del Amazonas al Kalahari, pero en tan pocos kilómetros podemos encontrar lugares ciertamente diferentes como la Pedriza, los Siete Picos, la Herrería, Cercedilla o la Fuenfría, muchos de ellos protegidos por diferentes leyes y tipologías jurídicas. Todos ellos están situados en esa cadena montañosa que separa la Comunidad de Madrid de la Comunidad Autónoma de Castilla y León, y todos ellos repartidos por la Sierra. O en realidad sierras, porque aunque todos los madrileños se refieren a ella como si una sola fuese, y en cierto modo así es, la realidad es que son varias las estribaciones concatenadas que dan forma a este relieve que nos separa y a la vez nos acerca a la meseta castellana: Guadarrama, Somosierra, el Rincón, los Porrones, Cuerda larga… son sólo algunos de los nombres específicos de los distintos accidentes de estos parajes. Y repartidos entre ellas nos encontraremos estaciones de sky, enormes reservas hídricas, y una inmensa cantidad de pueblos, muchos de los cuales han sabido mantener su aspecto casi de aldea a pesar del crecimiento de su población, o de las invasiones dominicales por parte de los capitalinos. Éste es el caso de Buitrago del Lozoya.

En la propuesta de hoy nos vamos al norte de la Comunidad de Madrid, precisamente a la confluencia de las sierras de Guadarrama, Somosierra y del Rincón, entre las que discurre encajonado el río Lozoya. Justo en el lugar por el que circula la Autovía A1, en dirección Burgos, se encuentra la localidad de Buitrago en un hermoso paisaje típico de montaña, rodeada de plena naturaleza, y que además alberga algunos importantes tesoros en su pequeño recinto urbano. Por ejemplo un castillo, un discreto museo con una importante colección de cerámicas del mismísimo Pablo Picasso, o el único conjunto de murallas conservado en su totalidad en toda la Comunidad de Madrid. Buitrago está situado sólo a 75 kms de Madrid en dirección norte. El transporte público que nos acercará en algo más de una hora es la línea 191 de autobuses interurbanos, que se debe tomar en el Intercambiador de Plaza de Castilla (Nivel 1 - isla 3 dársena 36).

No esperéis encontrar una gran población, sino el sabor propio de un pequeño pueblo de montaña, nunca olvidado, pero siempre escondido. Es Buitrago del Lozoya un lugar ideal también para iniciar un sencillo paseo por la montaña, con muchas rutas de senderismo o hiking, y además de muy fácil recorrido la mayoría de ellas, por lo que cualquiera puede animarse a realizarlas. Eso sí, conviene no olvidar que estamos en plena montaña, y por ello será muy conveniente pensar en el frío dependiendo de la época del año, en la nieve, y en definitiva el clima de montaña al que nos vamos a exponer.

Buitrago tuvo posiblemente un origen muy antiguo, quizás incluso en época romana por algunas noticias indirectas que se conservan. Pero la realidad es que ningún resto arqueológico o histórico fiable lo ha confirmado todavía. La población entra de lleno en la historia en tiempos de Alfonso VI, durante el desarrollo de la Reconquista, y debido a su gran valor estratégico como paso de montaña que aún sigue siendo hoy en día. Desde este momento, y durante más de cinco siglos, Buitrago fue la población principal y casa solariega de un señorío que administró no sólo la propia población, sino también unos inmensos territorios circundantes. Fruto de todo aquel periodo y estatus social vigente hasta el siglo XIX, la población conserva todavía un aspecto urbano muy especial, en el que se puede leer sin dificultad la formación, el crecimiento, y la historia de la villa. En la parte más alta de todo Buitrago se encuentra la zona más antigua de la ciudad. Es lógico, como lugar militarizado que fue durante la reconquista. Todo ello rodeado de muralla, bajo cuya protección se crearon los dos antiguos barrios, uno hacia el sur, y otro hacia el norte, oprimido también por el río Lozoya. En el interior de este espacio se conserva sólo una de las varias iglesias medievales, concretamente la Iglesia de Santa María del Castillo, fundada por Don Íñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana, personaje destacado e influyente que residió en la población. También a él se debió la construcción de un palacio de recreo, conocido popularmente como “la casa del bosque”, y que como su propio nombre indica estaba un poco más alejado de la ciudad (unos 2 kms), conformando precisamente un área estiva dedicada a la caza y al relax. Algunos restos de aquel lugar, destruido prácticamente por completo, aún son visibles, y de hecho una de las rutas de senderismo señalizadas pasan justo a su lado.

Evidentemente también en pleno centro histórico; y como es norma militar más concretamente en uno de los ángulos del recinto amurallado; se encuentra el castillo de Buitrago del Lozoya. Se trata de un edificio militar principalmente realizado durante el siglo XV, ruinoso en parte, y que responde a una planta rectangular con gran patio de armas en su interior, y un total de siete torres –todas diferentes entre sí– de defensa, además de foso. Popularmente es llamado “alcazar” más que castillo, y ello nos recuerda su gran influencia o inspiración en la arquitectura árabe. En el interior, visitable, todavía se conservan algunas de las viejas estancias que tuvieron un uso ya más palaciego que militar. Por ellas pasearon personajes históricos como Juana la Beltraneja, quien osó disputarle el trono a su tía Isabel la Católica.

Precisamente tras este periodo histórico, tras la unificación de España, Buitrago entró en cierta decadencia. Y esa es la principal razón que ha permitido llegar a nuestros días semejante conjunto histórico-artístico en buenas condiciones. Sólo durante el episodio de la invasión francesa Buitrago volvió vivir momentos históricos, para regresar a la quietud que lo ha caracterizado hasta nuestros días. Pero precisamente la invasión y ocupación Napoleónica propició el último cambio importante en la ciudad: un devastador incendio destruyó gran parte de la población intramuros, y paradójicamente a la vez ayudó a conservar el viejo entramado urbano tal y como lo conocemos hoy en día.


Además de la riqueza histórica, monumental, y la belleza natural del paraje en que se ubica, Buitrago del Lozoya merece una visita por otra importante razón: su Museo Picasso. La historia de cómo llegaron a esta pequeña población una ingente cantidad de obras del genial pintor malagueño es cuanto menos, curiosa. Eugenio Arias Herránz fue barbero y gran amigo de Picasso. Tras años de relaciones y residencia de ambos en Francia, el barbero había ido juntando una importante cantidad de obras que finalmente fueron donadas a la Comunidad de Madrid en 1982. Tres años más tarde, y como era deseo de Eugenio Arias, natural de Buitrago, en el Ayuntamiento de la población se adecuaba y acondicionaba un espacio en el que desde entonces se muestran las 65 obras en cuestión, una colección compuesta por cerámicas, litografías, dibujos, carteles… e incluso el único pirograbado que se conoce atribuible a Picasso: una hermosa caja en la que el barbero guardaba a diario sus instrumentos de trabajo, y que como la mayoría de obras tiene la tauromaquia como principal tema decorativo. La noticia más hermosa, es que la entrada es gratuita, y quizás este argumento es ya razón suficiente para animarse a visitar Buitrago.


La otra gran motivación para conocer este lugar es la propia montaña. La cantidad de rutas o caminos de montaña que pasan por la población es notable, pero desde aquí queremos animaros a realizar alguna de las que nacen y finalizan en el mismo Buitrago, que son de una gran facilidad, y están por tanto adecuadas a todos los públicos en cuanto a la dificultad se refiere. Por ejemplo, una de las más cómodas y sencillas es la que nos lleva hasta las ruinas del viejo palacio de los señores de Osuna, a través de un paraje conocido como “El bosque”, y que hace algunos siglos era la dehesa y área de recreo de esta familia nobiliaria. La ruta no es circular, sino que la realizaremos por un camino que posteriormente tendremos que desandar para regresar al punto de partida. La ruta es popularmente conocida como la Ruta de la casa del bosque, y en total suma aproximadamente unos 4 kilómetros. Justo a la salida de Buitrago tendremos la parte más complicada, con una pronunciada subida que sin embargo sólo durará unos pocos metros. Luego nos enfrentaríamos a una pequeña valla que habremos de saltar para seguir por el sendero, y posteriormente toda la ruta transcurre serenamente sin grandes subidas ni bajadas, siempre en paralelo al río por su vereda norte. Justo cuando lleguemos a la altura de la vieja casa, ruinosa, será el momento de regresar al punto de partida.

Otras opciones serían realizar alguna de las rutas circulares. Por ejemplo la Ruta de los Canchos de Buitrago, de aproximadamente 12 kilómetros. Básicamente es el inicio de la ruta anterior, pero continuando por el mismo sendero al llegar a los restos del palacio, hasta que varios kilómetros después comencemos a girar primero hacia el norte, después hacia el este, para acabar regresando al punto de partida. Esta ruta presenta un par de inconvenientes como son la ya citada valla en la ruta anterior, pero también un par de alambradas que habrá que sortear, así como un pequeño tramo en el que el sendero prácticamente se pierde en el bosque, teniendo por tanto que usar nuestra propia orientación. Aún así es sencilla, aconsejable, y de fácil recorrido. Otra opción de vereda circular es la llamada Ruta del embalse de Puentes Viejas. A diferencia de las anteriores, saldremos de Buitrago por el sur en lugar de por el norte, para adentrarnos en un gran bosque de pinos que se extiende en este caso al sur del río. La ruta acumula casi 20 kilómetros, y además está continuamente marcada por pequeñas subidas y bajadas, no demasiado importantes, pero que por número hacen de esta ruta la más compleja. El recorrido es circular por senderos perfectamente habilitados y sin ningún tipo de incidencia, que da la vuelta al llegar al muro de contención de la pequeña presa que le da nombre. Podemos ir o venir indistintamente por los senderos más cercanos o más alejados al propio río. Por último, y para los más atrevidos, proponemos la Ruta del Embalse de Riosequillo. En este caso la ruta tiene un poco más de dificultad en sus 18 kilómetros, básicamente por enfrentarnos a mayores y más prolongados desniveles, y porque parte de los senderos están en mal estado, con mucha piedra suelta, y a menudo mojados. La ruta es circular y parte en esta ocasión hacia por el este de Buitrago hacia la pequeña población de Pinilla de Buitrago, para posteriormente ir girando hacia el sur primero, hacia el oeste después, para ir tomando el camino de regreso. Precisamente durante el regreso nos acercaremos mucho más al embalse que da nombre a la ruta, o al menos tendremos esa ocasión, porque en realidad son multitud los caminos que se nos irán abriendo, y por los que nos orientaremos con facilidad.

En realidad las opciones de rutas o paseos son casi infinitas. Basta buscarse un poco de información en alguna de las muchas webs dedicadas a ello, o en alguna de las asociaciones madrileñas o nacionales. Pero por encima de todo conviene tener clarísima una cuestión: Buitrago del Lozoya está a algo más de 900 metros de altitud, razón por la cual el invierno es complejo y duro, con cierta facilidad para la presencia de nieve. Descartad cualquier opción con estas condiciones, y de cualquier modo informaros del tiempo siempre antes. Y por la misma razón, pero contrarias condiciones, en verano el sol suele ser duro y directo, y no todas las opciones nos ofrecen demasiada sombra ni posibilidad de agua potable. Usad la lógica, y sobre todo sed precavidos. Serán los dos mejores consejos para disfrutar de la montaña, en Buitrago, y en cualquier otra parte.


Video de promoción turística de Buitrago de Lozoya.





I.Y.P.

No hay comentarios:

Publicar un comentario