Más de 2500 años de historia puede ser razón suficiente para
acercarse un fin de semana a Alicante. Y si la historia no es motivación, sus
playas y su sol casi perpetuo convencerán al más escéptico y exigente de los
viajeros, ya que encontrará una magnífica ciudad repleta de servicios
turísticos y de ocio. Y ganas de fiesta.
La historia de Alicante no es sencilla. Su origen más remoto
parece resalir a poblamientos íberos que cohabitaron con colonos griegos de
Focea, verdaderos responsables del primer nombre que se dio a este lugar, Akra Leuca (el promontorio blanco), según
testifican sus mapas marítimos. Sin embargo los primeros testigos que la
arqueología nos ha preservado no hablan de Grecia, sino del Imperio Cartaginés:
Anibal Barca eligió el lugar para establecer allí un campamento militar seguramente
por su fácil defensa y posición estratégica. Precisamente los años
inmediatamente anteriores a la Segunda Guerra Púnica parecen ser los de la
fundación definitiva de la ciudad. El periodo de dominación romana y la época
visigoda transcurrieron por Alicante sin grandes historias que contar, acaso tan
sólo confirmar la continuidad del poblamiento durante el Imperio Romano, bajo
el nombre al latino de Lucentum. En
el año 718 la ciudad entraba en la órbita musulmana de Al-Ándalus. Perteneció
primero al Califato de Córdoba, y fue gobernada durante los Reinos de Taifas
primero desde Denia, y después desde Almería. Durante este periodo islámico tomó
la ciudad su actual nombre: “Al-Laqant”,
que se ha perpetuado en el tiempo
castellanizándolo como “Alicante”,
aunque resulta interesantísimo cómo en valenciano el topónimo sigue sin ninguna
variación: “Alacant”.
Monte Benacantil y playa en Alicante |
Alicante es hoy una ciudad moderna volcada con el turismo y
la industria casi a partes iguales. A su importante cinturón industrial se
contraponen los kilómetros de costa y playas mediterráneas, repletos de hoteles
y de todo tipo de servicios turísticos. La población de la ciudad asciende a
los 315.000 habitantes, sobrepasando los 450.000 si añadimos toda el área
metropolitana de influencia. Por estas razones Alicante mira hoy al comercio, a
la industria, y sobre todo al turismo, quizás su principal fuente de ingresos.
Llegar a Alicante es extremadamente fácil desde Madrid. Las conexiones
diarias existen a través de tren, autobús y avión. El medio más económico, como
casi siempre, es el autobús que permite realizar el trayecto en unas cinco o
seis horas. Eso sí, cuando se compre el billete de la compañía Alsa,
conviene tener muy claro que existen diferentes tipos de autobuses que realizan
el mismo trayecto con diferentes niveles de confortabilidad, prestación de
servicios y duración de viaje… razón por la cual el billete oscila entre los 55€
el más barato, y los 92€ el más caro (ida y vuelta en ambos casos). La siguiente
opción más habitual es el tren. Renfe
conecta Madrid y Alicante con siete servicios diarios de trenes Alvia, lo cual
implica confort, velocidad –tres horas y media–, y por tanto un precio no
excesivamente barato: unos 95€ (ida y vuelta en clase turista). Eso sí,
planificando el viaje con tiempo, y comprando los billetes con antelación a
través de la propia web de Renfe, podremos ocasionalmente ahorrarnos hasta la
mitad del precio. Y por último se puede también realizar el trayecto en avión. En
este caso el precio del billete oscilará dependiendo de la época del año (más
barato y mayor frecuencia de vuelos en verano), aunque a través de Iberia Express –filial de la compañía
nacional que opera vuelos low cost–, se pueden hallar ocasionalmente buenas
ofertas.
Playa en Alicante |
Podemos quizás comenzar por la playa. En el término municipal de Alicante nos
encontramos con hasta seis playas diferentes, siete si decidimos incluir la de
la isla de Tabarca. Evidentemente algunas están directamente en la ciudad, y en
cambio otras un poco más alejadas. Quizás la mejor comunicada y más cercana es
la Playa
del Postiguet que está justo bajo el Castillo de Santa Bárbara, junto al
puerto. La calidad de su arena es buena y destaca también por un excelente
paseo bordeado de palmeras y repleto de locales de ocio y restauración. Esta
playa es uno de los emblemas de la ciudad. Podemos llegar a ella simplemente
caminando, o través de las líneas 02, 05, 21 y 22 de Autobús urbano o con la
línea L4 de tranvía. Un poquito más al norte se encuentra la Playa de
la Albufereta. Mucho más pequeña que la anterior, también tiene una buena
calidad de arena y agua limpia. La zona en la que está esta playa es el
verdadero lugar de origen de la ciudad de Alicante, y de hecho en los
alrededores existen varios yacimientos arqueológicos. Se puede llegar con las líneas
09, 21 y 22 de Autobús urbano, y las líneas L3 y L4 de tranvía. Pero si no nos
gustan las aglomeraciones, la playa menos concurrida y también más grande es la
Playa
de los Saladares, a unos cinco kilómetros al sur de la ciudad, y que en su
extremo norte conserva incluso un pequeño sistema de dunas. En este caso el
único transporte público posible desde Alicante es la línea 27 de Autobuses
urbanos. Cualquiera de las opciones nos servirá para un fantástico día de sol y
playa.
Isla de Tabarca |
Pero si preferís una visita que además de buscar un buen baño en el
Mediterráneo os aporte algo de turismo cultural, seguís estando en la ciudad
perfecta. Alicante cuenta con numerosos monumentos entre los que brilla con luz
propia su Castillo de Santa Bárbara, o su Concatedral de San Nicolás de Bari. Y
si queremos visitar algún museo la ciudad cuenta con hasta nueve diferentes,
aunque quizás el que suele mostrar las exposiciones más espectaculares es el
Museo Arqueológico provincial. Vayamos por partes.
El puerto desde el Castillo de Santa Bárbara |
Otra posible visita interesante por la ciudad
alicantina es la de su Concatedral de
San Nicolás de Bari. La iglesia fue construida en el mismo lugar en el que
existió la vieja Mezquita menor de la ciudad musulmana. La actual iglesia es en
realidad una ampliación de la primera que se edificó y que fue modificada durante
el siglo XVII en un estilo que a decir verdad no es ni renacentista ni barroco,
sino mezcla de ambos, lo cual la hace atractivamente diferente a cualquier
iglesia española de estas características o de este periodo histórico y
justifica su visita. Su interior es de una sorprendente simpleza monumental que
sólo hace aumentar su gran impacto estético. Merece también la pena una visita
a su interior para poder disfrutar de la espectacular belleza de su Capilla de
la Comunión, verdadera joya plenamente barroca del edificio, y que pone el
contrapunto al resto del edificio. Como dato meramente curioso añadiré que la
advocación a San Nicolás de Bari, patrón de la ciudad de Alicante, responde al
hecho de que la ciudad fue entregada por los musulmanes a los cristianos el día
6 de Diciembre de 1244, festividad de San Nicolás. Este hecho es normal y
habitual en muchos otros lugares. Pero lo que realmente hace diferente la
advocación de San Nicolás de Bari es el hecho poco conocido de que cuando
hablamos de este santo nos estamos refiriendo al verdadero Santa Klaus o Papá
Noel. No es esta entrada de blog el lugar adecuado para ponernos a explicar
todo el proceso, cosa que quizás haremos para una futura entrada en época
navideña. Baste sólo anticipar que San Nicolás fue obispo de la ciudad turca de
Myra (siglo IV d.C.) y que en la actualidad sus restos mortales descansan en
la ciudad italiana de Bari a donde fueron llevados por unos mercaderes en el
siglo XI. Al margen de sus famosos y variados milagros reconocidos por la
Iglesia Católica, el santo se hizo popular entre el común de los cristianos por
gastar gran parte de su vida y fortuna en favorecer y facilitar la vida de
niños huérfanos, tras haber él mismo perdido a su esposa e hijos, antes de iniciar
su vida religiosa. Por esta razón se asoció con el paso de los siglos a su
figura la del valedor de las ilusiones y portador de regalos, y que sólo en el
siglo XX a través de una rocambolesca historia en la que son actores
principales inmigrantes alemanes y holandeses, unos grandes almacenes
neoyorkinos y la famosa marca Coca-cola, se acabó identificando con el
personaje orondo, barbudo y de ropajes rojos que hoy todos conocemos.
Concatedral de San Nicolás de Bari |
Si por el contrario la arqueología no es vuestro
fuerte, pero sí queréis disfrutar del arte, Alicante os ofrece otros dos
interesantes museos de acuerdo a vuestros gustos: el Museo de Bellas Artes Gravina, ubicado en el
Palacio de Gravina, edificio del siglo XVIII que perteneció al conde de
Lumiares y que fue sede del Archivo Provincial. Contiene obras de arte
alicantino del periodo comprendido entre la Edad Media y las primeras décadas
del s. XX. O si lo preferís, el Museo
de Arte Contemporáneo de Alicante, ubicado en el edificio civil más antiguo
que se conserva en la ciudad: de 1685. Inicialmente fue concebido como un
almacén de cereales. Sus salas acogen hoy una importante colección de arte del
siglo XX, formada principalmente por obras donadas por Eusebio Sempere. Incluye
obras de Chillida, Picasso, Dalí y Miró entre otros artistas de primer orden.
La última propuesta para visitar Alicante que
desde este blog hacemos, es la de animaros a conocer el interesante centro
histórico de la ciudad. La ciudad estuvo amurallada desde las épocas más
remotas, principalmente por miedo a los ataques marítimos. Sin embargo, tras la
conquista del periodo musulmán, estas murallas se construirán pensando ya más
en ataques terrestres que marítimos, hecho que se repetirá posteriormente
durante el dominio cristiano. Pues las citadas murallas estuvieron presentes en
la vida de Alicante hasta el año 1858, momento en el que la reina Isabel II
visitó la ciudad para inaugurar la línea de ferrocarril que finalizaba en
Madrid. Se aprovechó aquella visita para solicitar a la monarca el derribo de
estos muros, y por fin de este modo la ciudad comenzó a crecer sin ataduras. En
otras palabras, la historia de algo más de 2500 años se concentra en un pequeño
espacio que es en la actualidad el centro urbano de la ciudad. No es por tanto
necesario explicar que el espacio urbano fue aprovechado al máximo, y que por
tanto las calles son pequeñas y estrechas, y están completamente repletas de
viejos edificios, palacios e iglesias. Un paseo por sus calles puede ser
gratificador. Destaca el Barrio de Santa Cruz, situado en la zona más cercana
al monte Benacantil y por lo tanto más elevada. Es quizás el barrio más típico
de la ciudad. Junto a él también se puede destacar la Calle
Labradores, lugar importante ya desde antiguo, en tanto que a pesar de su
nombre, en origen fue la principal calle medieval, en la que vivieron las más
importantes familias de la ciudad.
Hogueras de San Juan en la playa de Alicante |
Turrón de Jijona |
Cualquier época del año es estupenda para visitar
Alicante. Su temperatura es agradable incluso en invierno con mínimas que en
pocas ocasiones se sitúan por debajo de 10º, y en verano las máximas rara vez
superan los 30º. Evidentemente es clima puro Mediterráneo, y el propio mar hace
de suave elemento compensador entre las temperaturas máximas y mínimas a lo
largo del año. También por ello el mayor problema puede ser la humedad relativa
del ambiente, siempre muy alta, y que pueden acrecentar las sensaciones de frío
o calor. El sol está casi asegurado en cualquier momento del año, en tanto que
la media histórica de días de lluvia a lo largo del año se reduce a 37
jornadas. Eso sí, conviene saber que como en toda la costa levantina, existe el
impredecible fenómeno de la gota fría que acumula gran cantidad de precipitaciones
en muy pocas horas, en otoño o en primavera. Pero este hecho es muy poco común,
y basta con visualizar las previsiones de alertas de la Agencia estatal de Meteorología antes de realizar un viaje. Dependiendo de lo “caluroso” de cada
año en particular, el baño en una playa alicantina puede ser factible entre los
meses de Mayo y Octubre.
Video promocional de Alicante
I.Y.P.
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